sábado, 11 de mayo de 2013

Dedicado al "humilde" capataz de Sevilla, que una fría tarde del pasado mes de noviembre, se cubrió de gloria en mi querida localidad de Marchena…



Entrevista publicada por el diario ABC en el año 1989. En ella, el recordado capataz Rafael Ariza Sánchez comenta y opina acerca de diversos aspectos y cuestiones del mundo de la gente de abajo. No tiene desperdicio el final de la misma, haber si alguno aprende de este gran capataz aunque sea solo el nombre de la palabra “humildad”.



“Ser capataz es algo más que ponerse delante del paso, se hace estación de penitencia. A través de la Semana Santa sigo el camino para encontrar a Cristo”.

(Rafael Ariza Sánchez)

“Seguiré mandando pasos hasta que Dios quiera. Me gustaría dejarlo una vez que mis hijos más chicos se lanzaran, al igual que su hermano mayor, a mandar cofradías, como también lo hicieron su bisabuelo, su abuelo y su padre. Lo único que hubiera deseado es que mi padre y mi abuelo, hubieran visto a mi hijo mandando…

Yo jamás me he metido debajo de un paso. Mi abuelo, Rafael Ariza Aguirre, hasta ahora, ha sido el único miembro de la familia que fue costalero antes que capataz de cofradías.

La primera cualidad que debe de tener un capataz, a mi modo de ver, es saber igualar. Además hay que ser duro y tener una sicología especial para tratar a los hombres que van debajo. Sin duda alguna Sevilla ha tenido muy buenos capataces, pero yo quisiera destacar a Rafael Franco Rojas.


Antiguamente los costaleros tenían otros oficios diversos, eso de que todos los costaleros eran del muelle es mentira. Los gremios de alfareros y tejareros han dado peones muy buenos, o los albañiles. En las cuadrillas antiguas había más intimidad que ahora, y creo que antes se era más responsable que ahora. Los costaleros de antes y los de ahora, eso sí, se metían debajo por lo mismo: Por la fe, porque si no fuera por eso, no lo harían. Todos los costaleros tenían fe, o tienen fe. El dinero que se cobraba no era lo principal, aunque alguno pudiera necesitarlo.

Lo de los hermanos costaleros yo lo vi como una transición que se nos venía encima. Yo no dudé en seguir el nuevo sistema, algo de lo que ahora me alegro.

A parte de la fe, en un costalero es muy importante la constitución física, aunque no imprescindible. En un costalero, eso sí, es fundamental tener buenas piernas y querer entregarse en la trabajadera.

Una cuadrilla de costaleros no se hace en uno o dos años, necesita más tiempo. Antiguamente, los hombres se conjuntaban mejor que ahora.

En esto de las cofradías nunca se termina de aprender. Hay que saber escuchar y aprender, aunque también haya mucho enterao en esto”.

Rafael Ariza Sánchez (1937 - 2010)



GONZALO LOZANO ROSADO