Aprovechando unos días por tierras castellanas, hemos visitado algunas cofradías de la ciudad de León.
Se trata de una talla del Siglo XVI de la que se carece de documentación, siendo atribuida a la escuela vasco-navarra y, concretamente a Juan de Anchieta.
Se presenta a Cristo muerto en la cruz, traspasado por tres clavos y coronado de espinas; corona tallada junto con la cabeza. Es una imagen de gran expresividad, retorcido en la Cruz, con un estudio anatómico que acentúa el dramatismo. Se logra en este crucificado un estudiado efecto de gravedad, pues todo su peso se sujeta en tres clavos, permaneciendo sus músculos estirados y en tensión. Su rostro sereno y sus ojos están casi cerrados.
Esta magnífica imagen se incorpora a la Cofradía en el año 1993 procedente del penal de Nanclares e Oca, que la albergaba, por concesión expresa de Instituciones Penitenciarias. Actualmente la dan cobijo durante todo el año las Reverendas Madres Benedictinas. En su inicio era procesionado en un trono de madera pujado por 62 braceros. En el año 2002, y ante la creciente demanda de los hermanos, se procedió a confeccionar, bajo proyecto y dirección del arquitecto Carlos Sexmilo Huarte, un nuevo trono, también en madera, montado sobre una parrilla de cinco varas.
En la cruz del Cristo de la Redención va incrustado un relicario que contiene una astilla perteneciente a la del Jesús de la Redención de Sevilla, así como la medalla al Mérito Penitencial donada a la Cofradía por D. Manuel Avilés Gómez, Seise Honorario de la Cofradía.
El Cristo es flanqueado en el paso por cuatro cirios a cada lado. La Procesión, el Domingo de Ramos, parte del Convento de las Reverendas Madres Benedictinas. El Cristo es portado a hombros hasta el paso, ya fuera del Convento, por los Ex Abades de la Cofradía, quienes hacen entrega del mismo a los braceros para su colocación en el trono y ser procesionado. Una vez traspasado el umbral del patio del Convento el Cristo es alzado y fijado en las andas procesionales, siendo éste uno de los momentos de mayor plasticidad y belleza de la procesión.
Convento - Hospedería de las Reverendas Madres Benedictinas