martes, 22 de noviembre de 2011

El capataz Salvador Dorado “El Penitente”, salvó al Cachorro de las llamas republicanas en el año 1936

Nos situamos en el verano del año 1936, Sevilla vive aterrada las primeras horas del levantamiento militar aquel 18 de julio. Especialmente cruentos son los sucesos en la zona de la Macarena, donde son quemadas y saqueadas todas las iglesias, y en el viejo arrabal trianero.

Las hordas comunistas reforzadas con personal procedente de la sierra onubense avanza descontrolada por la calle Castilla después de haber saqueado y mutilado a los titulares de la Hermandad de la O, su destino es ahora la Capilla del Patrocinio.

A las puertas de la capilla un joven trianero, republicano y ateo, escopeta en mano, llamado Salvador logra disuadir a la multitud de sus intenciones. Ese joven cuyo nombre completo era el de Salvador Dorado Vázquez al que apodaron “El Penitente”, se convertiría con el tiempo en uno de los capataces más grandes de la historia.

Este hombre que salvó de ser pasto de las llamas al Cristo de la Expiración y a la Virgen del Patrocinio, pasado el tiempo incluso llegó a ser el capataz de la Hermandad durante varios años a mediados de la década de los años cincuenta del pasado siglo XX.

Este heroico comportamiento del “Penitente” está recogido a modo de reconocimiento en el libro de actas de la Hermandad del Cachorro con fecha 10 de abril del año 1939, en el cual se detalla los hechos ocurridos aquel 18 de julio del año 1936 en las puertas de la capilla de la calle Castilla.


Libro de actas de la Hermandad del Cachorro


GONZALO LOZANO