sábado, 27 de junio de 2015

Las fechas de la Semana Santa: apuntes documentales

En estos momentos en los que la noticia de la intención del papa Francisco de proponer que la Semana Santa se celebre en una fecha fija cada año, yo hago en voz alta la siguiente reflexión: Somos realmente conocedores del origen de la celebración, de su puesta en escena, de su significado, etc. 

Básicamente la intención del Santo Padre no es otra que la de plantear que el Domingo de Resurrección, fecha culmen de la Semana Santa, deje de depender de las oscilaciones del calendario lunar, para pactar con las iglesias ortodoxas la celebración de la Semana Santa entre la segunda y tercera semana del mes de abril.
                                                                                                                                   
Ante la desinformación y el desconocimiento reinante, creo que no estaría de más conocer un poco más sobe el origen de nuestra querida Semana Santa. 

¿Sabemos los cofrades realmente que es la Semana Santa, y sobre todo, cuál es su verdadero significado y sentido?. Creo que debemos de plantearnos estas cuestiones vitales antes de adentrarnos en una discusión mediática sobre la fecha de su celebración.                                                                                                   
La Semana Santa no es más que la conmemoración por parte del Cristianismo de la Pasión, Muerte, y Resurrección de Jesús de Nazaret.                                                                                                               

La fecha de celebración actual es variable, oscilando está entre los meses de marzo y abril, dependiendo ello del calendario lunar. La luna del mes de Nissan es la primera luna llena de la primavera, aunque en ocasiones como consecuencia del ajuste estacional y climático, no coincide con ella la celebración de la Semana Santa.                                                                                                                              
Durante la Semana Santa tienen lugar numerosas muestras de religiosidad popular a lo largo de todo el mundo, destacando las procesiones y las representaciones de la Pasión principalmente, en las que el pueblo ocupa un papel fundamental al interactuar en la celebración de la misma.    

Desde el punto de vista estético, ritual, y escenográfico la Semana Santa que conocemos es una fusión de la tradición hebrea, el ceremonial clásico, y la estética barroca. 


El papa Francisco

Desde el punto de vista antropológico la Semana Santa  se desarrolla en un contexto sociológico multidimensional, y complejo al mismo tiempo. En el referido contexto el ritual cumple una función social que hace referencia a la pertenencia al grupo, al mismo tiempo el ritual cumple una función simbólica.                                                                         
La celebración de la Semana Santa en nuestra tierra es la manifestación festivo-religiosa de mayor dimensión que conocemos. Prueba de ello es lo arraigada que está su celebración en el pueblo. Evidentemente la Semana Santa que en la actualidad conocemos no es la misma que vivieron nuestros abuelos, pero su función sigue siendo la misma, servirnos de referente,  nos uniéndonos como comunidad al tiempo que nos diferencia de otras.            

La fiesta es la expresión simbólica de la identidad del pueblo o comunidad que la protagoniza. Por lo tanto se trata de un fenómeno social, nunca individual. La fiesta es el marco en el que se intensifica la conciencia de pertenencia a una comunidad, agudizándose la percepción del ritual como marcador de identidad. Una vez al año la fiesta nos une independientemente de clases sociales, y opiniones diferentes. 

La Semana Santa no es un hecho homogéneo e idéntico en todos los lugares, es decir que no se desarrolla de la misma forma, variando esta según las costumbres y tradiciones de cada lugar. Tampoco es un fenómeno que haya mantenido la misma vitalidad a lo largo de la historia. En función de la época y el lugar, la Semana Santa ha ido variando de dimensión social. Por eso nunca debemos de hablar de la Semana Santa de una forma generalizada ya que corremos el riesgo de equivocarnos y ser inexactos.  

La Semana Santa como cualquier fenómeno de carácter religioso y popular, es un hecho pluridimensional y complejo al mismo tiempo. 

Pluridimensional porque en este fenómeno están presentes muchas dimensiones; la tradición, lo religioso, lo cristiano, lo mágico, lo ritual, lo simbólico, lo teatral, lo lúdico, lo emocional, lo festivo, lo social, lo “salvaje”, lo comunal, etc.

Y al mismo tiempo es un fenómeno de gran complejidad como consecuencia directa de ser un hecho pluridimensional, lo cual aporta a la celebración un sinfín de matices ligados a los contextos sociales y culturales que hacen imposible poder determinar con exactitud, donde empieza y dónde termina cada uno de ellos.   

Los orígenes de la celebración de la Semana Santa nos sitúan en el Concilio de Nicea (325), donde se establece que la Pascua de Resurrección había de ser celebrada cumpliendo unas normas específicas. Debía de celebrarse en domingo, y además no podía coincidir con la Pascua Judía que se celebraba independiente del día de la semana. 

Por otro lado en el año 525 el papa Dionisio “El Exiguo”, unifica el cálculo de la Pascua Cristiana, acabando con las diferencias existentes entre Oriente y Occidente (Imperio Romano). Desde este momento la Pascua de Resurrección es el domingo inmediatamente posterior a la primera luna llena tras el equinoccio de marzo y se debe calcular empleando la luna llena astronómica. Por ello la celebración de la Pascua puede oscilar actualmente entre el 22 de marzo y el 25 de abril (Domingo de Resurrección).
  
En la transición del Medievo al Renacimiento hay un caldo de cultivo apropiado para el nacimiento de la Semana Santa tal como hoy día la conocemos. Este periodo de transición está determinado por tres cuestiones principales:
- La cuestión económica y social. La actividad hospitalaria y de caridad de los diferentes gremios comerciales, verdadero origen de las hermandades y cofradías de Semana Santa.                                         - La cuestión formal. El desarrollo del piadoso ejercicio del Vía Crucis, auspiciado por las órdenes religiosas, Franciscanos y Dominicos principalmente.                                                                                     - La cuestión ideológica y espiritual. La influencia que ejercerá el Concilio de Trento (1545 – 1563) en todos los aspectos, auténtico catalizador de la puesta en escena cristiana, bajo el lema “llevar la Fe a la calle” como respuesta a los herejes y protestantes. Y como resulta más que evidente, no hay mejor forma de llevar la Fe a la calle que con una procesión. Creo que por aquí sabemos algo de esto… 

Concilio de Trento pintado por Tiziano 

Durante el Barroco se produce el apogeo en la génesis de hermandades y cofradías. El movimiento artístico barroco encarna a la perfección los postulados de Trento dotando a la Semana Santa de unos rasgos estéticos que en la actualidad perduran.

El Barroco simboliza el triunfo de un nuevo modelo vital, es el triunfo de la forma, de lo externo, de lo ostentoso, es una forma de vivir resultona que cohabita con el poder de los grandes monarcas absolutistas y del Estado, así como con la próspera situación del Cristianismo que obtiene una vida pujante a partir del triunfo de Trento y la Contrarreforma.                                        

Desde la llegada de Carlos III (1759 - 1873), y hasta la restauración borbónica en la figura de Alfonso XII en el año 1874, vivieron las hermandades y cofradías y el mundo de la Semana Santa en general un periodo de crisis.

Resulta más que evidente que durante el siglo XIX la Semana Santa toca fondo como consecuencia de los procesos desamortizadores de los que fue objeto de la Iglesia, de las guerras, de las revoluciones, y del ambiente anticlerical general que en la época se respiraba.   

Al final del siglo XIX, de la mano del movimiento Romántico, la Semana Santa en general vive una nueva etapa que entronca con nuevos bríos con el comienzo del siglo XX. 

Lamentablemente el pasado siglo XX está determinado por los conflictos bélicos e ideológicos a nivel nacional e internacional, fue una época catastrófica para la Semana Santa y la religión en general. Creo que no hace falta entrar en detalles.                                                                                                           

Por el contrario la etapa comprendida entre los años 1950 y 1970 fue una verdadera reacción a los sucesos de las décadas anteriores. Evidentemente la ideología y la mano del poder establecido en aquellos momentos se dejan notar en este resurgir. Los años ochenta determinan la vuelta de España hacia la denominada como religiosidad popular. A remolque del pueblo y de lo religioso-popular, la Jerarquía Eclesiástica al darse cuenta de que esa religiosidad popular se le podía volver en su contra, comenzó lentamente a virar hacia ella. Creo que en nuestra tierra están muy claros esos pasos de acercamiento de la Iglesia al mundo de las hermandades y cofradías. Coronaciones, procesiones extraordinarias, etc. 

Hermandad de la Resurrección de Sevilla. 

La realidad actual determina que no existe hoy una hermandad o cofradía sin una labor social o benéfico-asistencial seria. Todas tienen sus bolsas de caridad establecidas, con la persona correspondiente o diputado a la cabeza del organigrama de caridad de la corporación.                                                                             
En la actualidad las hermandades han comenzada a preocuparse por sus papeles, sus archivos, y todo su patrimonio en general, sin dejar de lado las cuestiones fundamentales.                               

El discurrir diario actual de una hermandad a lo largo del año, está definido sobre una serie de pilares básicos y fundamentales como son Caridad, Culto, y Formación. 

Esto es lo que realmente debe de preocuparnos, no las fechas de celebración, porque la esencia es lo realmente importante. De las bondades de una u otra fecha que se preocupe el presidente de los hosteleros, el de las agencias de viajes, o el político de turno, que ya os digo que lo hará independientemente del partido y de la ideología que sea. Por desgracia los cofrades tendemos con demasiada frecuencia a perdernos en discusiones sin sentido sobre lo superfluo, perdiendo de vista lo verdaderamente importante. Porque independientemente de la fecha en la que caiga la celebración de nuestra Semana Santa, la Borriquita abrirá el Domingo de Ramos, y el Señor Resucitado pondrá el broche glorioso a la celebración de la Pasión y Muerte como cada año. 

                                                                         
                                                                                                                Gonzalo Lozano