lunes, 3 de septiembre de 2012

Cosas de Capataces: Una cosa es el comunismo y otra las Cofradías

Recuerdos de aquella Puerta Osario donde vivían el “Kiki”, el “Moreno” o Vicente Pérez Caro. Tiempos de épica costalera con la taberna del Colmo como epicentro. De aquella realidad, cada vez quedan menos testigos. El tiempo no es sólo una forma de medir la distancia; también es una inmisericorde guadaña que todo lo siega, salvo los recuerdos.

Antonio Villanueva Pérez nació en pleno barrio del Arenal, concretamente en la calle Galera. La vida se la ganó como oficial de primera de artes gráficas, pero pasará a la historia como el patriarca de una de las mejores sagas de capataces de la ciudad de Sevilla. Antonio era un hombre de izquierdas, que incluso estuvo en la cárcel durante la época más dura del franquismo. Sin embargo antes que el comunismo estaban para él las cofradías, como podremos comprobar en el episodio que hoy les traemos hasta las páginas de este blog.

Contaba el viejo capataz: "El primer capataz que hubo en mi familia fue mi tío, que iba de segundo con Antonio Francés. Con mi tío nunca llegué a mandar un paso. La primera vez fue en el año 1948 cuando Vicente Pérez Caro me llamó para sacar el Cristo de las Cigarreras en el Santo Entierro Grande. ¡No llovió ná! Yo llevaba una chaqueta teñida y aquello soltó lo que no hay en los escritos. Conocí a Vicente cuando entró de listero en la cuadrilla de mi tío. En 1949 cuando se retiró Manolo González, el hijo de “Angelillo”, nos dejó a los dos la cuadrilla de la Puerta Osario. Vicente iba de primero y yo de segundo.  Estuve con Vicente hasta el año 1975. Poco tiempo después la cuadrilla comenzó a descomponerse”.

Antonio Villanueva Pérez continuó su magisterio, ahora acompañado por sus hijos, y vinculado a las nuevas cuadrillas de hermanos costaleros que surgieron en Sevilla a lo largo de los años “70”. Se retiró oficialmente en el año 1992, aunque su última chicotá como capataz la dio en el año 2004 en el paso del Señor Cautivo de la Hermandad de Santa Genoveva.

Nos situamos en el medio día 9 de abril de 1977, Sábado Santo. La Hermandad de Jesús Despojado, que entonces residía canónicamente en la parroquia de San Bartolomé, ultima los preparativos para la realización de la estación de penitencia de ese año. Tras serle levantado el castigo en el año 1975, la hermandad realizó durante varios años la salida procesional en esta jornada, entonces sólo con el paso de misterio, hasta que finalmente en el año 1978 pasó a engrosar la nómina de hermandades del Domingo de Ramos, incorporándose el paso de palio en el año 1979.

Regresamos a los preparativos de la salida de aquél año. Ese día pasará a la historia de España por hacerse oficial la legalización del Partido Comunista. El entonces presidente del Gobierno, Adolfo Suárez (UCD), utilizó la estrategia que le propiciaba la fecha, para tener disperso al gobierno e igualmente evitar desórdenes y manifestaciones contra la legalización. Evidente muchos de los simpatizantes del partido se lanzaron a la calle para celebrar dicho acontecimiento. En estas nos encontramos en la antigua judería sevillana, mientras que un capataz aguarda a su gente para igualar a la cuadrilla.

La Hermandad de Jesús Despojado comienza una nueva etapa intentando adaptarse a la moda de las cuadrillas de hermanos costaleros. Para este año cuenta con una cuadrilla mixta, en la que se integran hermanos y costaleros profesionales, bajo las órdenes del experimentado capataz Antonio Villanueva que acompañado por sus hijos Manuel y Carlos será el responsable de la misma. El acompañamiento musical correrá a cargo de la AM. Santa María Magdalena del Arahal (Sevilla). Después de ver frustrada las dos salidas anteriores como consecuencia de la lluvia, en el seno de la hermandad se viven horas de emoción e incertidumbre.

El capataz se encuentra en la plaza de las Mercedarias dispuesto a igualar a la cuadrilla cuando comienzan a llegar los primeros hombres. Una vez se encuentra en el referido lugar la totalidad de la cuadrilla, el capataz toma la palabra para comentar un tema muy concreto. Como consecuencia de la referida legalización del Partido Comunista, muchos de los costaleros, habían aparecido con pegatinas y banderas alusivas. El capataz ordenó que aquellas banderas y pegatinas desaparecieran, acto seguido sacó de su cartera su carnet del Partido Comunista, firmado por Santiago Carrillo y Dolores Ibárruri, demostrando una vez a lo largo de su vida, que una cosa era el comunismo y otra las cofradías.
 
 
Antonio Villanueva acompañado de su hijo Manolo, posa en la delantera del paso de misterio de la Hermandad de San Benito con algunos de los miembros de su cuadrilla. Martes Santo del año 1964 en el desaparecido puente de la calle Oriente.
 
GONZALO LOZANO