Tu perfil: Por tradición familiar, soy hermano de “La Soledad ” desde niño, comenzando el año 1989 como costalero del Santo Entierro durante 7 años, donde viví el paso de la cabecera al costal en mi hermandad con Juan Pablo Gómez como capataz. Desde 1996 soy hermano y costalero de la Borriquita , donde comencé con Claudio Benítez de capataz y aun sigo con Antonio Martín y los suyos. Siempre en “primera”, he intentado en mi palo que el que llega de nuevo no sólo sea acogido con calor, sino que se haga tan responsable desde el primer día como el más antiguo.
Costalero, Nazareno, Oficial, Capataz...: Costalero y Nazareno.
Cofradías donde sales: De penitente en el Santo Entierro de Cristo y de costalero en Nuestro Padre Jesús de
Un día de
Un Olor: Azahar.
Un Recuerdo: El más lejano, la “previa” del Sábado Santo a mediodía en el Puntera mi primer año de costalero con mi hermano Ramón, mi amigo Carlos García, y algún costalero más de ese año como los que he citado. La tarde amenazaba lluvia. La charla discurrió sobre si, a la vista de los ensayos que se habían hecho, íbamos a llegar con los 30 justos de entonces (ni hablar de relevos en esa época) y si no era mejor que lloviera. Al final no llovió y llegamos. Uno cercano, la felicidad en la cara de mi hijo Juan de Dios con su primer costal, regalo de sus hermanos de la “Santa Scala”.
Un Rincón en Semana Santa: Jesús subiendo la calle San Francisco.
El día o la noche: No me decanto. Disfruto de ambos cada año en Semana Santa.
Tu Hermandad: Santo Entierro de Cristo.
Un Nazareno: Nuestro Padre Jesús de las Penas de
Un Misterio: Nuestro Padre Jesús de
Un Crucificado: Cristo de
Un Palio: Todos los que se muevan con gusto.
Una Salida:
Una Entrada:
Una Agrupación Musical: Dulce Nombre de Jesús.
Una Banda de CC. Y TT.: María Santísima de
Una Banda de Música: Las de Marchena, que están haciendo crear tanta afición entre los jóvenes.
Un Capataz: Antonio Martín.
Un Capataz con el que te hubiera gustado trabajar: Ninguno en especial.
Una Cuadrilla:
Una Cuadrilla con la que te hubiera gustado trabajar: Por suerte tuve la oportunidad de hacerlo dos años en la que deseaba, el Cristo de
Un Recuerdo bajo las Trabajaderas: Mi primera “revirá” desde calle Sevilla a
Un Año que no se olvida: Por ser algo que quedará en los anales, diría el año 1994, cuando los pasos de mi Hermandad salieron de la Iglesia de San Juan Bautista. Allí estábamos los 5 hermanos Pruna Perea.
Un Año para olvidar: Ninguno. Ni siquiera aquellos que no pude salir por la lluvia u otra circunstancia con el costal, porque en esos años también se ha disfrutado en la “mudá” o en los ensayos. Yo cada vez más los espero con más ganas, seguro por saber que ya me quedan pocos.
Un Costalero: Todos con los que he podido compartir la “Primera” durante estos años: desde mi amigo Amancio o mi hermano Jesús en el Santo Entierro a los hermanos Blanco, Luis, Dani Vega, Andrés Suárez y otros tantos a los que le hice alguna vez el costal en
Afición o Devoción: Devoción. Y además es que me gusta.
Una "espinita" clavada en las Cofradías: No salir de costalero en
Luces y sombras de las Cuadrillas: Creo que hay más luces por el compañerismo y las amistades que se crean, que en definitiva es lo que al final permanece para siempre. La sombra viene cuando la cuadrilla se cree por encima de la propia Hermandad y comienzan los pulsos con
Una vivencia para siempre: Tras la salida, haber podido mirar a la cara del Señor de
Que sobra hoy en el Costalero: La prepotencia en los que piensan que son el centro de
Que falta hoy en el Costalero: Compromiso, sobre todo a la hora de ir a los ensayos.
Sahumerio para....: Todos aquellos que se animan a meterse por primera vez bajo las trabajaderas con devoción.
Ciriazo para....: Los que no le gusta este mundo y lo critican. Calladitos estarían más guapos.
¿Quieres decir algo más?: Dar las gracias por darme la posibilidad de hacer esta entrevista y emplazar al amigo Ledesma, cuando le toque, que cuente su vivencia con el “gitaner” en una entrada de nuestro paso en San Agustín, hace ya unos cuanto de años. A Ramón R. Naranjo todavía le duele la “quijá” de la risa.