Vivimos
en una tierra, en la que con demasiada frecuencia tendemos a confundir
el mito con la realidad, pero en este caso que a continuación voy a
contarles, nada más lejos de la realidad.
Como consecuencia de la crisis, no irreversible
según la mayoría de los que vivieron aquella época, que durante la
década de los años setenta del pasado siglo XX atravesaban las
cuadrillas de costaleros tradicionales que trabajaban habitualmente
los pasos durante la Semana Santa sevillana, la Hermandad trianera de
San Gonzalo, como tantas otras de la ciudad, se aventuró a formar su
primera cuadrilla de costaleros no asalariados de cara a la estación
de penitencia del Lunes Santo, aliviando de esta forma las maltrechas
arcas de la Hermandad.
Todo
arranca de la mano del añorado Juan Vizcaya Vargas, este hombre
logra reunir un grupo de chavales del barrio, con afición e inquietud
por el mundo del costal, la mayoría de estos chavales rondaban los
14 y 15 años de edad. Después de meses de trabajo, el día 19 de
octubre del año 1974 Juan Vizcaya saca a la calle una cuadrilla no
profesional para trasladar a la imagen de la Virgen de la Salud hasta
la Parroquia de Santa Ana con motivo del Jubileo del Año Santo
Compostelano. Para dicho traslado se utilizó el paso de la Pastora
de Triana, teniendo el capataz de la cuadrilla Juan Vizcaya como
ayudante a Manuel Garduño, actual capataz del paso de misterio de la
Hermandad.
El embrión de la cuadrilla de hermanos, devotos, y
aficionados de la Hermandad de San Gonzalo había sido creado. Tras
el éxito de la eventual cuadrilla, y pese a la presión que muchos
hermanos ejercieron, la Junta de Gobierno desechó la idea de formar
una cuadrilla de costaleros no asalariada de cara a la Semana Santa
del año 1975. Por lo que las inquietudes de aquel grupo de jóvenes
tuvieron todavía que esperar algún tiempo más.
El
grupo siguió reuniéndose periódicamente hasta que finalmente el 13
de julio de 1975 se realizó el primer ensayo de la futura cuadrilla
del Señor del Soberano bajo las órdenes del capataz Juan Vizcaya.
Se ensayaba cada miércoles, y una vez al mes se realizaba una prueba
real, consistente en llevar el paso hasta la Catedral y regresar
luego hasta el barrio. La junta autorizó finalmente la salida de los
jóvenes costaleros solamente en el paso de misterio, mientras que
para el paso de palio la Hermandad contrató los servicios del
capataz Máximo Castaño Lagares, tras el correspondiente acuerdo, se
estipuló la cantidad de 1.800 pesetas por cada uno de los 30 hombres
que calzaba el paso de la Virgen de la Salud.
Fotografía
nº1: Cuadrilla
de “niños costaleros” de San Gonzalo en el año 1974. El único
que aparece sin costal es el malogrado capataz Juan Vizcaya Vargas.
Fotografía
nº2:
Primera
cuadrilla de costaleros no asalariados de la Hermandad de San
Gonzalo, Lunes Santo de 1976 en la Avenida de Coria al poco de salir
la Cofradía. En el margen inferior derecho de la fotografía
aparecen Juan Vizcaya y el escultor Luis Ortega Bru.
Y
llegó aquel 12 de abril, Lunes Santo del año 1976. La salida de la
cuadrilla de San Gonzalo supuso todo un acontecimiento para Triana.
Ese día se estrenaban además el nuevo cuerpo del Señor, el cual
completaba la nueva imagen del Soberano Poder, y la imagen de
Caifás, ambas realizadas por el genial escultor e imaginero gaditano
Luis Ortega Bru.
Las dudas iniciales se resolvieron a favor de
aquellos jóvenes nada más que superaron la difícil salida del
templo. Pero cuando todos se las prometían muy felices apareció una
invitada inesperada, la lluvia. La Hermandad se encontraba en el
tramo comprendido entre las calles Castilla y San Jacinto, recordemos
que en aquellos años el Puente de Isabel II se encontraba en obras y
la Hermandad tenía que llegar a Sevilla por Chapina. Como
consecuencia del inesperado aguacero los pasos tuvieron que
refugiarse finalmente en la Parroquia de la O, antes el paso de la
Virgen se había guarecido momentáneamente en la Capilla de la
Estrella. De este modo el sueño de aquellos jóvenes costaleros
quedaba momentáneamente frustrado.
Una
vez en frío, la Junta de Gobierno tiene que replantear la situación,
acordando sus oficiales el regreso de los pasos a su sede canónica
la mañana del Jueves Santo 15 de abril, para de esta forma facilitar
la salida al día siguiente de la Hermandad de La O.
Aquél regreso
al barrio fue algo impresionante, la cuadrilla dejó su impronta
desde el primer momento, a las pocas horas toda Sevilla hablaba de
los “niños costaleros” de San Gonzalo. Particularmente curioso
aquél Jueves Santo por la mañana fue el hecho de que como la Banda
de la Cruz Rojas tenía que salir en la Hermandad de los Negritos, la
banda del paso de misterio, que era la Agrupación Musical de la
Estrella de Dos Hermanas, fue la que acompañó al paso de palio en
el regreso, sólo acompañó al misterio a la salida de la Parroquia
de la O, donde interpretó la marcha Campanilleros y en la parte
final del recorrido.
Fotografía
nº3:
El
de misterio del Señor del Soberano Poder en el interior de la
Parroquia de la O en compañía de los pasos de la Hermandad del
Viernes Santo.
Fotografía
nº4:
El
paso de misterio del Señor del Soberano Poder saliendo de la
Parroquia de la O la mañana del Jueves Santo del año 1976.
Cuando
ya se preparaban los ensayos de cara al Lunes Santo del año 1977, un
triste suceso convulsionó la vida de la Hermandad y de la joven
cuadrilla. En el mes de octubre fallecía en accidente de tráfico
Juan Vizcaya, capataz y creador de la cuadrilla de San Gonzalo. Por
votación de la cuadrilla se decidió que su ayudante Manuel Garduño
fuera el nuevo capataz, puesto que en la actualidad sigue ocupando.
Desde aquel año 1977, y hasta hace realmente poco tiempo, la
cuadrilla de costaleros del Señor del Soberano vivía un momento muy
especial cada año cuando justo en el momento en el que el paso de
misterio se encontraba en el dintel de la puerta para efectuar la
salida, la madre de Juan Vizcaya se acercaba a Manolo Garduño y
dándole dos besos, le entregaba dos claveles rojos diciéndole
“estas son las manos de mi hijo”.
Fotografía nº5: Manolo Garduño Se dispone a levantar al Soberano, detrás del llamador aparecen sendos claveles rojos que simbolizan las manos del maestro Juan Vizcaya.
Por
los infortunios de la vida Juan se fue de este mundo sin poder
cumplir su promesa de llevar a su Cristo con sus “niños
costaleros” hasta la Santa Iglesia Catedral de Sevilla, pero como
el hombre propone y Dios dispone, el Dios de San Gonzalo dispuso que
Juan crease una forma de andar diferente, una forma de pasear al
Señor llena de sabor y pellizco, una forma de andar debajo de los
pasos que en la actualidad se ha convertido en todo un referente
dentro del mundo de la costalería en particular, y de la Semana
Santa de Sevilla en general.
Cuando Juan Vizcaya comenzó su trabajo
con aquellos jóvenes su intención era la de formar una cuadrilla de
hermanos, devotos, y aficionados para sacar los grandes pasos de
misterio de Triana con un estilo propio y característico. Y al día
de hoy parece que en cierta forma lo ha conseguido. Uno de aquellos
niños costaleros, Bienvenido Puelles Oliver, con el tiempo Hermano
Mayor de la Hermandad de San Gonzalo, compuso años más tarde en
honor a su maestro la marcha para banda de cornetas y tambores
“Réquiem
a Juan Vizcaya”,
todo un símbolo en la actualidad en la música de la Semana Santa
de Sevilla, porque no hay banda de cornetas y tambores que no la
tenga en su repertorio.
Fotografía
nº6:
Partitura original de la marcha Réquiem compuesta en 1986 por
Bienvenido Puelles Oliver.
GONZALO LOZANO